Miquel Barceló
El lienzo como paisaje
Permanente
Miquel Barceló (Felanitx, Mallorca, España, 1957 – Felanitx, Mallorca, España y París, Francia, actualmente)
Su Mallorca natal, los desiertos y ríos de África, las playas de Portugal, su estudio de París, podrían ser lugares a los que estas obras tratan de transportarnos; pero en realidad donde nos lleva el artista es a las propias pinturas, en toda su materialidad y energía. Sus pinturas son en sí mismas los destinos, como él ha dicho: “el espacio entre las cosas y el cuadro”. Un lugar de encuentro en el presente.
Al revisar tres décadas de trabajo de Miquel Barceló, uno descubre que la cronología no es lo más relevante. Las experiencias y los viajes que han alimentado su creatividad a lo largo del tiempo son una influencia siempre presente, que de hecho, al igual que sus pinturas están estratificadas de forma intemporal. La exposición no sigue un orden cronológico si no que las obras más antiguas (“Naufragio”, 1984 y “La Sopa”, 1983) actúan como sujetalibros, como puntos de partida y de final de la exposición. Su objetivo es ofrecer una sensación de contención y no de trayectoria para este amplio marco cronológico que es la producción artística de Barceló.
Con extractos de un texto que Dore Ashton escribió para una retrospectiva de la obra de Miquel Barceló para Arte Español para el Exterior, Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior, nos guiamos por la exposición junto con otras referencias, muchas de ellas del propio Barceló. Mientras que las impresiones de Ashton se basaron en las pinturas que vio en ese momento, esta exposición invierte el proceso, devolviendo algunas de las palabras de Ashton a la vida al ponerlas en contexto con las pinturas y esculturas expuestas. A nuestra manera, también celebramos su excepcional ensayo y, con esta exposición, cerramos el círculo.
“Mi pintura es lo contrario a lo virtual. Es la cosa misma. No tiene nada de hiperrealista. Es la pintura la que crea esa realidad. Es la sintonía de la materiasoporte con la imagen que presenta y que ya no representa. Toda la pintura está en ese espacio entre las cosas y el cuadro. Es la vida y también es la manera de “desmorir”...’.
– Entrevista con Marie-Laure Bernadec Mallorca, septiembre de 1995, Miquel Barceló, Jeu de Paume / RMN, 1996, p. 124.